Hace algunos días nos encontrábamos caminando por el Paseo de Almería, una de las principales avenidas del centro de esta ciudad, y nos detuvimos en una plaza muy simpática, al que los vecinos denominan "Plaza del Educador". Allí en medio de la plaza, en dirección del poniente, nos llamó la atención un pequeño conjunto escultural de piedra y mármol, que representa a un Maestro mostrando un libro abierto a dos niños en actitud de atención descansada, en medio de un jardín exuberante y bajo un ambiente de paz y libertad.
Nos detuvimos a contemplar aquella escultura desde una perspectiva simbólica, la misma que puede ser coincidente o no con lo que el artista quiso expresar en el momento de crearla.
Pensamos para nuestros adentros, "si tan solo mostráramos el "libro" tal cual a los discípulos, habríamos contribuido ya bastante a su formación", pero obviamente no nos estamos refiriendo a un libro en especial, sino al concepto arquetípico o universal del libro, al "libro de la vida", al "libro del cielo", al "libro de la naturaleza", al libro abierto de las revelaciones científicas, religiosas, etc.
Luego, detuvimos nuestra mirada en aquello que al parecer el artista no había querido mostrar, el rostro del maestro y el de los estudiantes no esta definido, se trata de un encuentro impersonal de maestro y discípulos, por encima de apariencias o identidades, lo cual es coherente con la escultura del libro en donde tampoco existen letras de ninguna clase.
Es interesante observar que no es el maestro quien se muestra como ejemplo, sino el libro, no sobrepone su personalidad, sus atributos o características individuales, sino, por el contrario, es fiel transmisor de una enseñanza tradicional que está escrita y que demanda una hermenéutica en su más hondo sentido.
Recordaba que fue precisamente en las afueras de esta ciudad, en el siglo XI en donde floreció la escuela mística de Pechina, cuyo exponente principal fue Ibn al-Arif (1088-1141) y donde Muhyi al-Din Ibn al-Arabí (1165-1240) decidió en 1198 escribir su libro "Mawaqi al-Nojum" (Los Sitios del Poniente de las Estrellas) atendiendo al llamado que Allah le hiciera con estas palabras: "Aconseja a mis siervos". (1)
Volviendo al motivo de nuestra contemplación, podemos decir que se trata de una representación arquetípica del maestro y de los discípulos, no es un maestro en especial, sino "El Maestro"; no se trata de unos discípulos sino de "Los Discípulos"; no se trata de un libro sino del "Libro"; y tampoco de una enseñanza particular sino de "La Enseñanza".
Recordaba las palabras del Maestro Ferriz, cuando relataba su conversación en Buenos Aires con uno de los más grandes escritores sudamericanos, Jorge Luis Borges, quien describía su experiencia diciendo: "mis amigos ya no tienen rostro y mis libros ya no tienen letras" (2). Como todos sabemos, Borges había quedado ciego, pero con esas palabras enunciaba una enseñanza tradicional, la desaparición de las formas visibles que experimenta el discípulo en el sendero de realización de la Jñana.
Pensaba tambien en las religiones del libro, Cristianismo, Islamismo, Judaismo, en las bases fundamentales de las tres, en la similitud de sus enseñanzas, en su emparentamiento tan cercano y sin embargo tan difícil de comprender para algunos. Si tan solo pudiéramos enseñar, tal cual, las bases idénticas sobres las cuales están sustentados sus libros, contribuiríamos mucho a la comprensión y acercamiento de los hijos de Abraham.
Pero la escultura evoca algo más, a decir por la actitud de los estudiantes y por el conjunto del parque, el ambiente es de libertad y de paz, se ve al niño en actitud relajada, no hay temor al maestro, y por tanto, no se trata de una cultura de imposición o de miedo, hay una actitud de atención libremente consentida. Además, la presencia de niños de ambos sexos expresa el sentido de igualdad de derechos y posibilidades.
Pero no solo evoca un ambiente de libertad, sino tambien de "encuentro" del maestro con sus discípulos en el sentido más intrinseco, de alma a alma, de autenticidad a autenticidad, lo cual nos hizo nuevamente recordar las palabras del Maestro Ferriz cuando en 1974 evaluaba las primeras experiencias docentes de la Universidad Internacional que él había instaurado como modelo de universidad libre y abierta:
"un servicio espontáneo de autenticidad pedagógica, en el cual todos asisten y concurren de mutuo propio en el libre ejercicio de su aprendizaje, tambien, espontáneo y auténtico. Alumnos y docentes forman así una comunidad de estudio, de investigación y de viviencia , es el paso del claustro al campus"(3).
Precisamente esta pequeña muestra artística, representa ese encuentro auténtico de maestro y alumnos, de maestro y discípulos, más allá de los claustros, en plena plaza, un espacio abierto de aprendizaje y meditación para todo aquel que quiera ver más allá de las formas aparentes e inmediatas.
NOTAS.-
(1) Según varios investigadores de la vida y obra de Ibn Arabí, esta aparición y llamado de Allah determinó su vocación formadora a lo largo de su vida, sus viajes y su prolífica obra escrita.
(2) Ferriz Olivares David. La Supremacía de la Jñana en la Era del Saber. Publicaciones Hipótesis y Sintesis de la Fundación FISS, Santa Fe de Bogotá, 1994, pág. 47
(3) Ferriz Olivares David. Teoría Científica de la Cosmobiología, edición 1976, pág. 120