domingo, 14 de agosto de 2011

Integración cultural y no canalización del pensamiento

Hace aproximadamente 60 años, el Dr. de la Ferriere hacia una reflexión respecto a la necesidad de enfocar los estudios con base en las más diversas fuentes y corrientes de pensamiento, sin exclusión de ninguna y sin limitarse a determinadas zonas geográficas, lo cual implicaba hacer una revisión de los criterios discrecionales a la hora de determinar los programas de estudios en las universidades, así como las fuentes de información, ilustración, educación y formación de los individuos, que muchas veces están limitados por su propio lenguaje, los intereses de poder y el grado de desarrollo en materia de infraestructura comunicativa.  Veamos lo que dice el Dr. de la Ferriere:

"La estructura del pensamiento debe ser analizada, pues es preciso aprobar algunas concepciones que no han podido recibir una aceptación general. [...] porque aquello fue siempre el privilegio de una clase, de una tendencia, de una parte de la humandidad bajo la cual el problema ha sido considerado: una clase, porque ha sido siempre en los filósofos en quienes ha recaído el derecho de clasificar nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras aspiraciones; una tendencia, la cual generalmente se ha entrevisto dentro del cuadro religioso o igualmente como una tendencia simplemente disertativa, nunca con una dinámica trascendental, es decir, aplicada a la vida práctica; por último, como una parte de la humanidad, porque siempre se ha tenido en cuenta solamente lo que concierne a nuestros pensadores de Occidente." (1)
Uno se pregunta ¿cuánto ha avanzado la sociedad occidental y sus instituciones educativas en el proceso de integración cultural durante los últimos 60 años.  Al presente año (2011), podemos aún observar, por ejemplo, en los programas de estudio de muchas carreras universitarias de filosofía y psicología esa tendencia a privilegiar determinadas fuentes y referencias de información, como si la psicología o la filosofía se redujera a occidente, o que fuera un asunto exclusivo de especialistas y profesionales de dichas ramas de estudio, olvidando que la psicología y la filosofía constituyen parte esencial de la vida del hombre, de su modo de ser, manifestarse y vivir, y que la formación filosófica y psicológica proviene también de los padres de familia, de los educadores, comunicadores, artistas, escritores, sociólogos, antropólogos, místicos, religiosos, etc.  

Solamente en el arte, muchos pintores, compositores, músicos, escultores y arquitectos, dieron grandes muestras de un conocimiento psicológico profundo, bastaría con nombrar algunas obras teatrales, pictóricas, musicales o arquitectónicas, para darse cuenta que no solamente son sugestivas desde el punto de vista psicológico sino formativas desde el punto de vista de la visión de vida y el mensaje filosófico que contienen. ¿Qué podríamos pensar por ejemplo de "la Gioconda" de Leonardo da Vinci, el "Guernica" de Picasso, del "Indignaos" de Hessel o del "El señor de los Anillos" de Tolkien"? (estos son solamente algunos de la enorme lista de personajes y obras artísticas que podríamos mencionar). ¿Podemos acaso negar, la influencia que estas pequeñas o grandes obras tuvieron y tienen en la visión de vida de muchas generaciones?.  Por tanto, hay necesidad de trascender las limitaciones de la especialidad sin que esto signifique abandonar la investigación y la especialización.  Por el contrario, una ampliación de las fuentes de información implicará también una mayor profundización cultural.

En cuanto a la segunda crítica del Dr. de la Ferriere, podemos decir que ha sido significativamente superada, al menos en occidente, es decir, la educación y la formación ética ya no es exclusividad de la religión ni está sometida a las influencias y condicionamientos doctrinarios de la Iglesia, aunque con ciertas relatividades, dependiendo de los países y zonas geográficas específicas de occidente, en donde hay que reconocer que aún  existe una fuerte influencia cristiana en asuntos educativos. 

Sin embargo, en cuanto a la tendencia disertativa de los pensamientos, podemos decir que es muy poco lo que se ha avanzado en occidente. Seguimos siendo sociedades cuyo pensamiento es predominantemente representativo, inmediatista e identitario.  Debido a los sistemas de información imperantes, conocemos todo y nada al mismo tiempo.  Como dice el Dr. Ferriz, hemos devenido en sujetos con un océano de conocimientos de un centímetro de profundidad. No nos tomamos la molestia de indagar en las diversas fuentes de información y mucho menos aún de investigar o verificar la verdad acerca de determinados hechos e ideas.  Además, estamos limitados por nuestro propio lenguaje, por los intereses políticos y económicos de las grandes cadenas informativas y por la infraestructura tecnológica de nuestros países y comunidades para el acceso a las más diversas fuentes de  información.

Pero no es solo eso, sino que la estructura de pensamiento que rige nuestras ideas y nuestros actos están aún lejos de ser estructuras dinámicas, dialécticas, prácticas, basadas en la observación, la experincia y la aplicación a la vida real.  Es decir, están lejos de ser producto de nuestra experiencia, de nuestro contacto con la realidad, de nuestra investigación, de nuestro encuentro, de nuestro hallazgo en plena interacción con la naturaleza y con los demás, sea como búsqueda colectiva, sea como experiencia comunitaria, sea como trabajo en equipo, sea como búsqueda o creación colectiva.  Transmitimos y retransmitimos frases, imágenes, ideas y discursos, sin mayor compromiso vital ni experiencial con aquello que transmitimos en cualquier campo de la cultura.  Quizá por ello, el propio Dr. de la Ferriere expresaba hace ya algunos años: 

"Una dinámica cultural espiritual debe reemplazar a la creencia inerte" (2)
Pero aún cuando haya un compromiso vital con las cosas de la cultura y se generen o transformen determinadas obras culturales, no es suficiente. El epistemólogo mejicano David Ferriz Olivares, aclaraba aún más, señalando lo siguiente:

"Pero, la cultura no es solamente lo creado, lo formado y lo transformado; es también el acto de ésta transformación, inherente a ese proceso de la actividad humana, que se llama habitualmente espíritu subjetivo, así como la vida humana objetiva que constituye el orbe de los objetos culturales.  De ahí que el sistema de la cultura se perfila en la noción de espíritu objetivado o en la espiritualización de los objetos, así como en la interacción entre el espíritu subjetivo y el espíritu objetivo y objetivado." (3)
En cuanto a la tercera crítica realizada por el Dr. de la ferriere, podemos señalar que es quizá la que menos ha cambiado en los últimos 60 años, es decir, nuestros programas de estudio filosofico siguen privilegiando contenidos filosóficos de occidente, como si la filosofía o la psicología se redujera a una parte de la humanidad. 

La filosofía para nosotros es Platón, Aristóteles, Descartes, Leibnitz, Kant y cualesquiera del mismo género, excluyéndose fácilmente a Confucio, Lao-Tzé, Millarepa, Gautama, Abdullah, Iusuf Alí, Kapila-Muni, Zinnendorf, Zoroastro, Paracelso, y no he mencionado a los más célebres...." (4)
Y el Dr. de la Ferriere continúa con una larga lista de pensadores orientales y occidentales que son excluídos de los programas de estudio filosófico y psicológico de nuestras universidades, pero que tienen un gran valor de preservacion cultural:

Ellos han contribuido a la salvaguardia de la Iniciación que la enseñanza oficial ignora y cuya existencia QUIERE ignorar.  Estos nombres de que he hecho mención no han sido escogidos como cosa especial pues están lejos de ser los más populares o de pertenecer a la élite la cual podría yo tener tendencia de preferir..[...] Es extraño que la enseñanza universitaria sea siempre conducida hacia una cierta línea y lejos de ser imparcial se limita a un cuadro deseado por los gobernantes.  Esta canalización del pensamiento es bien conocida a través de las edades: el dogma religioso tanto como el científico han hecho demasiados estragos para que nos detengamos a mencionarlos.  La Iniciación es la tradición metódica que preserva la VERDAD, los principios del conocimiento, ayudando a un mismo tiempo a la comprensión a aquellos que no pueden esperar la completa realización." (5)
Sin embargo, estas palabras del Dr. de la Ferriere también demandan ser aplicadas en las propias instituciones y organizaciones derivadas de su pensamiento, en los cuales a veces parecen olvidar que "no es posible concebir la realidad fuera del Todo" (6)  o que se debe "buscar la Verdad en una ilimitación eternal y no en una enseñanza, en una doctrina, en un libro, en una escuela, en una concepción y tampoco en la intelectualidad, en el arte o en la ciencia, sino que todo ello son perfiles que delinean el camino, son etapas que ayudan a trepar por el Sendero (7), o "estudiar todas aquellas cosas que puedan hacerlo evolucionar, ya sea ciéntífica, artística, intelectual, cultural o espiritualmente, sin limitación alguna.(8), o que la yoga o el carácter místico de las ceremonias "son solamente planes de estudio y terreno de lecciones prácticas que no están tampoco en obligación de ser aceptadas sino de ser tomadas en cuenta con el mismo valor que la música, la pintura, las matemáticas, la física, la biología, la química y todas las otras ramas de las actividades razonables del hombre, buscando la verdad" (9), o de observar atentamente las palabras del propio Dr. de la Ferriere cuando dice: "yo entiendo, junto con cualquier persona bien equilibrada supongo, que el término fraternidad universal no puede aplicarse sino a aquella institución que enseña de una manera universal todos los conceptos del pensamiento humano sin hacer presión a alguna idea más que hacia otra".(10)

NOTAS.
(1) Raynaud de la Ferriere, Yug Yoga Yoghismo, p.114, Edit. Diana
(2) Ferriz Olivares, David. Retiro del Maestre, p. 248, Edit. Diana,
(3) Ibid, p. 245
(4) Raynaud de la Ferriere, Yuga Yoga Yoghismo p. 114
(5) Ibid, p. 115)
(6) Ibid, p. 75
(7) Ibid, p. 537
(8) Raynaud de la Ferriere, Serge. Sus Cartas Circulares, Tomo I, p. 177
(9) Ibid, p. 3
(10) Raynaud de la Ferriere, Serge, Yug Yoga Yoghismo, p. 540.