1. Introducción
Estamos en una nueva era, una era de saber, una era de integración, “una era que se destacará por la investigación sintética y que tendrá necesidad de espíritus amplios, fuertes, capaces de comprender un sistema en su conjunto” (1) y la didáctica está llamada a cumplir su mayor aporte y su mayor trascendencia para el desarrollo del hombre total, del hombre cabal, del hombre completo, del hombre universal, conforme a los planteamientos de los Doctores Serge Raynaud de la Ferrière y David Juan Ferriz Olivares y a las aspiraciones de la propia UNESCO, para la construcción de un mundo diferente, más allá de las contingencias políticas y los intereses de mercado, un mundo unido por la sabiduría.
2. La autorrealización del ser humano como premisa didáctica
Lo primero que nos viene a la mente cuando abordamos la educación en general y la didáctica en particular es la necesidad de comprender que estamos en una nueva etapa de la humanidad, una nueva época, denominada era del conocimiento, se trata de una era que demanda la mayor trascendencia y desarrollo integral del ser humano, no solamente de sus aptitudes cognitivas o la acumulación de un gran conocimiento acerca de sí y de su entorno natural y cultural, sino de la mayor expresividad y trascendencia de sus propias capacidades y facultades científicas, artísticas, filosóficas y didácticas, es decir, la confluencia en un solo Ser del hombre que produce, que piensa, que crea, que aspira y que eleva su pensamiento hacia las cumbres más elevadas de la cultura y de su propio ser, no porque sea un don, sino porque constituye el producto de una conquista (2 ), es decir, de un proceso de autorrealización, de apropiación legítima de estados de comprensión, de estados de conciencia cada vez más elevados, en un incesante perfeccionamiento de sí mismo en medio de la colectividad, con la colectividad y para la colectividad. Por ello, nos permitimos recordar uno de los planteamientos prospectivos más categóricos del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, cuando dice:
“El acontecimiento máximo de la Nueva Era será el descubrimiento del hombre trascendental”(3)
Es decir, del hombre que trasciende incesantemente su plano de comprensión, su espacio, su cultura, su idioma, su tiempo, su época, para alcanzar la mayor expresividad de su potencial, todo hombre y todo el hombre, lo cual nos recuerda aquella frase que aparece en el logotipo de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle cuya expresión en latín es:
HOMINEM UTI NOMINEM EDUCARE OPORTET
“Educar el hombre en todo cuanto tiene de Hombre”
3. La Didáctica como Pilar del Saber
Se ha dicho muchas veces que la ciencia es un proceso social, máxime en una era de confluencias, de trabajo en equipo, de cooperación y de interdependencias como lo es la época actual; También hemos reconocido que el Arte con sus múltiples expresiones es tan indispensable para el desarrollo de la creatividad artística y científica, para el desarrollo de la sensibilidad y expresividad estética; hemos reconocido que filosofar no es solamente desarrollar cierta capacidad reflexiva del ser humano, sino asumir una manera de ser y trascenderse como lo expresan K. Jaspers y el Dr. de la Ferriere. Sin embargo, ¿cual es el rol que le toca desempeñar a la Didáctica?, ¿cuál es su naturaleza y su finalidad?, ¿qué busca la didáctica?, ¿debemos acaso seguir pensando que la didáctica se reduce a una dimensión puramente operativa, instrumental y casi aleatoria del acto educativo?. Pensamos que la didáctica es fundamentalmente una experiencia comunicativa trascendental, que obedece al anhelo de transmitir que tenemos los seres humanos, y si bien se puede utilizar recursos de distinta índole para facilitar ese proceso de comunicación o transmisión, no debemos confundir el medio con el fin, el recurso con el objetivo.
Por tanto, la didáctica constituye una extensión natural del ser humano, que permite establecer puentes culturales de unión entre los seres, un intercambio de saberes y no saberes para el desarrollo de la cultura. Por ello, la Didáctica es un pilar del saber, junto a la Ciencia, el Arte y la Filosofía. La didáctica corona, completa, afirma y reafirma el conocimiento científico, la creatividad artística y el pensamiento filosófico. Sin la didáctica todo saber quedaría incomprendido e incontemplado. En cierto modo, podríamos decir que la didáctica, más que la ciencia, el arte y la filosofía, está estrechamente comprometida con la comprensión, lo cual constituye su sentido verdadero. Satisface una necesidad existencial de comunicación. Un saber no transmitido es un saber sin sentido social, un arte que no inspire y despierte nuevos estados de conciencia es una arte en cierto modo insulso, una filosofía que no posibilita la trascendencia ontológica y social del ser es una filosofía decadente. Felizmente, comenzamos a vivir una interacción de estos cuatro pilares en una nueva síntesis del Saber. Y quizá por ello Gastón Bachelard expresa que “la ciencia no es sino una estética de la verdad”, y por nuestra parte podríamos decir que la Didáctica es la expresión más elevada de la estética de la comunicación.
4. La naturaleza formativa de la didáctica
Durante mucho tiempo hemos considerado a la didáctica exclusivamente como un medio, pero no es solamente un medio, la didáctica posee un poder formativo y culminante del Saber, porque es precisamente en el acto educativo que un saber se completa y se perfecciona. Está naturaleza de la didáctica está claramente expresada por el Dr. David Ferriz Olivares cuando dice:
“El que mejor aprende y vivencia una enseñanza es aquel que la practica y que la tiene que enseñar” (4 )
¿Cuantos maestros no comprobaron esta verdad?. Se aprende al enseñar, por supuesto que sí, Cuando se vive intensamente el acto educativo, ocurre una mayor clarificación del conocimiento y del propio pensamiento de aquello que se transmite. El acto de conocer o de investigar puede vivirse individual o colectivamente y tener un dominio especializado de algo, pero cuando ese conocimiento, esa investigación se enseña a los demás, se amplía la dimensión humana de dicho conocimiento, máxime si dicha experiencia didáctica se vive no solamente como transmisión, información o ilustración de conocimientos sino como un proceso formativo, es entonces que la didáctica cobra un poder dinamizador de la cultura y generador de nuevos aprendizajes para el estudiante y para el propio docente. Por supuesto, que será indispensable no ser meros transmisores, sino investigadores de aquello que enseñamos. Hay que vivir y practicar aquello que uno enseña, ello potencia enormemente la cultura y construye una sociedad coherente porque el estudiante percibe el ambiente, la intencionalidad, la coherencia, la autenticidad y el espíritu del docente.
5. La formación del espíritu
Unos de los planteamientos fundamentales del pensamiento pedagógico del Dr. Serge Raynaud de la Ferriere y que dio lugar a la creación de toda una Fundación dedicada a la Formación de la niñez, es el valor que otorga este pensador a la formación del espíritu de los niños, y que no solamente es válido para los niños sino también para los jóvenes y quizá para los adultos. El dice textualmente lo siguiente:
"Lo importante no es solamente enseñar algo a un niño, es formar su espíritu para la observaciòn y la reflexión, la crítica en la investigación y el amor a la verdad" (5)
No es que esté demás enseñar o brindar información, instruir o transmitir conocimientos, no se trata de que el docente abandone su responsabilidad de orientar, prevenir, facilitar, mostrar el camino, enseñar con imparcialidad y sentido universal los contenidos de una determinada materia, sino, que además de enseñar algo, forme el espíritu del niño, estimule sus capacidades de observación, de reflexión, de crítica en la investigación, y para ello, hay necesidad de crear las circunstancias, medios propicios, ambientes educativos y experiencias curriculares o extracurriculares que permitan al estudiante desplegar sus potencialidades y capacidades a plenitud.
En consecuencia, el logro de determinados objetivos de aprendizaje no sería suficiente desde el punto de vista de la formación, sino de posibilitar la expresión auténtica de la naturaleza del estudiante, su potencialidad, su talento.
Cuando se comprende ello, se presenta un cambio cualitativo en la actitud del docente, su compromiso ya no es solamente un compromiso con los objetivos de aprendizaje, con las exigencias del sistema educativo, con las necesidades del mercado laboral, o con sus propias necesidades como docente, sino con la necesidad de autorrealización del estudiante, con el desarrollo de sus potencialidades, de su carácter, de su individualidad, de su ser, el cual debe encontrar vías de autorrealización, de crecimiento, expresión y expansión social.
¿Cómo debería ser la Didáctica desde ese concepto?, ¿cómo debemos afrontar el proceso educativo dentro o fuera del aula, curricular o extracurricularmente?. Sabiendo que no solamente se trata de enseñar sino formar espíritus, es una gran responsabilidad y un gran privilegio.
Es una gran responsabilidad porque, en el caso de los niños por ejemplo, se debe tener el cuidado suficiente como para “dar a cada uno su verdadero valor sin pretender canalizar los espíritus” (6). Recordemos cómo se pretendía educar a los niños en el contexto de la ideología nazi o en el contexto de muchas ideologías a lo largo de la historia de la humanidad.
6. Informar-ilustrar-educar-formar
Uno de los aportes fundamentales a la comprensión de la experiencia comunicativa es el planteamiento de una axiología de la comunicación pedagógica planteada por el Dr. David Ferriz Olivares, se trata de los cuatro pasos indispensables en la pedagogía moderna: informar, ilustrar, educar y formar, no es que sean acciones separadas, pueden estar integrados en un solo acto educativo o desarrollarse paso a paso durante una o varias sesiones de aprendizaje. En una sesión de trabajo podemos informar, ilustrar, educar y formar, aún cuando la experiencia educativa y sobre todo formativa demanda una alta preparación docente y una percepción de las potencialidades del estudiante.
Se debe comprender que la información es el primer paso en el proceso pedagógico, de hecho es lo primero que hacemos en el aula, aún cuando toda información necesita transmitirse verazmente. El desarrollo de las tecnologías de Información y comunicación nos permiten disponer de una gran cantidad de información, al menos a una parte de la humanidad, porque hay grupos humanos a los cuales los beneficios de tales tecnologías aún no han llegado, sin embargo, la información por sí sola no cumple una función educativa, no garantiza logros de aprendizaje y mucho menos forma al ser humano, se necesita de los siguientes pasos; la ilustración por su parte amplía el nivel de información incorporando nuevos elementos no descritos necesariamente por el lenguaje escrito o hablado, ya que sería muy largo de explicar, por ejemplo: una fotografía dice mucho más de lo que podemos decir con un conjunto de palabras o frases, un video muestra una gran cantidad de información, ampliando nuestras posibilidades de percepción y comprensión de un fenómeno, pero tampoco garantiza la comprensión, asimilación, crecimiento y expansión de las potencialidades del estudiante. La educación utiliza los dos pasos anteriores y va más allá, orienta la información e ilustración hacia objetivos de aprendizaje previamente establecidos, de acuerdo a necesidades y prioridades educativas, con la finalidad de provocar cambios, adaptaciones, construcciones y reestructuraciones conceptuales, actitudinales y procedimentales en el estudiante. Por último, la formación obedece al nivel más alto de la comunicación pedagógica, implica un compromiso con el descubrimiento y desarrollo del talento del estudiante, su expansión y realización, integrando todas las áreas del ser y en plena interacción con los demás, con su entorno social, cultural y su ambiente natural.
Fuente: Elaboración propia con base en los planteamientos del Dr. David Ferriz Olivares
7. El primer recurso didáctico
Existe una jerarquización de medios didácticos para la transmisión del conocimiento, que va desde un simple rotafolio o pizarrón, pasando por las fotos, las diapositivas, el video, la presencia de un testigo vivencial, hasta la presencia de los mismos actores o productores de hechos o personas que ya no solamente refieren acerca de lo que escucharon o vieron, sino, transmiten lo que viven y experimentan cotidianamente, sea en el mundo del arte, de la ciencia, de la filosofía y de la propia educación.
Sin embargo, aún cuando contemos con todos los recursos didácticos, desde los más sencillos hasta los más complejos, desde la representación de la realidad hasta la realidad misma, debemos tomar en cuenta que la enseñanza de un determinado contenido o el logro de un determinado aprendizaje, no despertará un verdadero interés y anhelo de saber en el estudiante, ni lo inspirará, si es que el docente no transmite su propio ser y se entrega plenamente en el acto educativo, se necesita que él esté inmerso con todo su cuerpo, sus emociones, su pensamiento y su sentido social, cree un ambiente, un mundo, un universo de aprendizaje.
Por tanto, podemos decir, sin lugar a dudas, que independientemente de lo que se enseñe, “el primer y mayor recurso didáctico es el propio ser del docente” (7), esa fuerza inspiradora, ese intangible que llega y despierta anhelos de aprendizaje, esa fuerza de alma de quien vive una determinada realidad y la transmite, siendo su propio ser y las circunstancias que le rodea el testimonio vivencial del conocimiento que se desea transmitir. Ello no impide el uso de los numerosos recursos, métodos y técnicas didácticas, por el contrario, se deben utilizar inteligentemente para la mejor comprensión de un contenido programático de aprendizaje, pero debe quedar claro que el acto educativo es ante todo una experiencia de comunicación y una experiencia profundamente humana, un encuentro entre seres sensibles y ese encuentro debe ser un encuentro de autenticidad pedagógica, como ocurre actualmente en los congresos de la Fundación ELIC y que pronto se extenderán como un aporte a los métodos pedagógicos en el mundo, nos referimos a los diálogos de los niños y niñas con hombres y mujeres de pensamiento, con investigadores, muchos de ellos investigadores consolidados y cuya aplicación fue recomendada por Dr. David Ferriz Olivares quien había vivido circunstancias pedagógicas especiales durante su niñez, su familiarización con los medios elevados de la cultura y del pensamiento a temprana edad. Por ello, refiriéndose a ese encuentro de los niños con los investigadores y hombres de pensamiento, él decía:
“Si se reúnen ambos grandes observadores, hay un mundo que se establece entre ellos dos: el asombro de lo que uno enseña y el de lo que el otro aprende” (8 )
Una de las más significativas experiencias que la Magna Fraternitas Universales vivió a lo largo de los primeros decenios de su existencia, es el reto de hacer atrayente sus propuestas y contenidos de aprendizaje extracurricular entre docentes y estudiantes reunidos en cátedras libres, en donde el estudiante asiste porque quiere saber y el docente acude porque quiere enseñar, sin que medie entre ambos ninguna obligación ni mecanismo coercitivo, sino simplemente el anhelo de saber de uno y el anhelo de enseñar del otro, creando un ambiente propicio para ese encuentro de autenticidad pedagógica del cual hemos hablado líneas arriba. Al respecto, el Dr. David Ferriz Olivares en su obra: La Teoría Científica de la Comobiología manifiesta:
“Ello implica para el docente emplear una pedagogía de motivación, es decir, una práctica pedagógica de primera categoría. Ya que el alumno si no encuentra a su satisfacción la cátedra, con abandonarla es suficiente.
"Vale la pena señalar el que, en general el catedrático no se preocupa mucho del método pedagógico a seguir, sino que más exige el aprendizaje del alumnado en base a la presión de la calificación y del poder académico. Por otra parte, el docente, como en el caso del Sistema Unitario de Cátedras Libres a Nivel Superior (…) ha sido un docente ad honorem, sin cobro alguno de honorarios. Y no sólo ha demostrado la necesidad de un mejoramiento en sus técnicas pedagógicas, sino que ha demostrado el interés que toma un buen promedio de docentes en un trabajo, que si bien no es remunerado, tiene el aliciente de ser un servicio espontáneo de autenticidad pedagógica, en el cual todos asisten y concurren de mutuo propio en el libre ejercicio de su aprendizaje, también espontáneo y auténtico. Alumnos y docentes forman así una comunidad de estudio, de investigación y vivencia, es el paso del claustro al campus.” (9 )
9. Individualización y masificación de la enseñanza
¿Es posible que habiendo reconocido la condición única e irrepetible de cada ser humano sigamos practicando una enseñanza masificada con objetivos comunes de aprendizaje?. ¿Cómo adaptar el sistema educativo, la didáctica y los actos educativos a las necesidades de aprendizaje de cada estudiante?. En su Obra: Propósitos Psicológicos Tomo XXXII el Dr. de la Ferrière se refiere a la actitud que tiene el Sabio cuando enseña a sus Discípulos:
“El sabio desembaraza la vía a sus alumnos, transforma para ellos los obstáculos en trampolines de cercanía y en auxiliares de su progresión. Es señalándoles sin cesar, en el curso de su itinerario, la dirección de la meta a alcanzar que él los polariza eficazmente sobre el término. Cuanto a incluir en una fórmula o en una palabra la realidad del cual conviene exhumar el recuerdo, él se niega absolutamente. Como lo dice Menón con respecto a Sócrates: “si el nos concediera esa concesión, yo cesaría en seguida de creer en la Sabiduría de su enseñanza, él habría hecho obra de un constructor de sistemas: una vana construcción de teórico. El Sabio como un sol, hace madurar en nosotros el fruto de la Sabiduría...” (10)
Más allá de la metáfora utilizada al final de esta cita, podemos señalar que es un llamado a la atención individualizada o personalizada de nuestros estudiantes, enseñarles a ser sabios, y ello implica partir de sus particularidades culturales e idiomáticas, de sus circunstancias sociales y por supuesto de sus potencialidades. Se comprende entonces la necesidad de que el Maestro desarrolle aptitudes y actitudes sabias, alcance una mayor preparación psicológica, un mayor dominio de los métodos pedagógicos, un conocimiento profundo del entorno social y cultural de sus estudiantes y reconozca con claridad sus potencialidades. Reconocer la potencialidad de los niños y de los estudiantes no es fácil, máxime si el docente no ha emprendido el reconocimiento de sí mismo y de su responsabilidad en un contexto social, temporal y espacial determinado.
10. Didáctica: capacidad de proyectarse a sí mismo
Un conocimiento es incompleto mientras no ilumine la comprensión de otros seres en el campo que fuere, la didáctica es en cierto modo una forma de validación social del conocimiento, si la intuición es un coronamiento de la razón en el individuo, la didáctica constituye la etapa culminante del proceso de aprendizaje, porque lo completa, lo perfecciona, lo socializa, lo intersubjetiviza con el conocimiento y las necesidades culturales de los demás. En ese sentido, la didáctica es eminente social, obedece a la necesidad de darse, de proyectarse, de entregarse a los demás en el sentido de extensión cultural constructiva y renovadora de estados de comprensión. Bien decían los destacados investigadores Nilda Cerf Arbulú y José Miguel Esborronda en su interesante obra “Educación para el Talento y la Paz”:
La Didáctica representa la capacidad del ser de proyectarse a sí mismo, mediante la cual la inteligencia en sus múltiples manifestaciones se vuelve acción constructiva de la cultura e ímpetu constante de ser para el beneficio de la colectividad.(11 )
Desde los tiempos más remotos, el hombre y la mujer que comprendieron algo, tuvieron la necesidad de transmitirlo para que otros seres puedan comprender lo que ellos habían comprendido, dando un paso fundamental en la socialización de los conocimientos, y por ello resulta clarificador el aporte del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière cuando afirma: “saber hacer productivo aquello que uno ha asimilado: he ahí el secreto de la verdadera cultura”. (12 )
11. Todos somos maestros y todos somos discípulos
Hace algunas décadas el Dr. De la Ferriere señalaba “todos somos maestros y todos somos discípulos”. Por su parte, la UNESCO en su informe “La Educación encierra un Tesoro” señalaba “imaginémonos incluso una sociedad en que cada uno sería educador y educando” y con estas palabras señalaban la necesidad de reconocer que definitivamente todos podemos enseñar y todos podemos aprender.
OTROS TEMAS A DESARROLLAR
- Las experiencias clave dentro del aula. Se aprende haciendo y en contacto directo con la realidad.
- La evaluación como un proceso de autorregulación
- Todos cumplimos una función educadora y todos necesitamos ser didácticos al transmitir nuestros conocimientos e ideas.
- La didáctica como una necesidad imperiosa de comprensión, de extensión del saber, del pensamiento y de socialización del conocimiento.
- Debemos ir hacia una nueva concepción de la didáctica, orientarla hacia una síntesis de métodos pedagógicos.
- La educación implica una participación de la naturaleza física, mental, emocional, espiritual, social y ambiental del ser humano, es decir, la totalidad del ser.
- Necesitamos formar maestros universales para estudiantes universales.
NOTAS.
1. Raynaud de la Ferriere, Serge, Grandes Mensajes, Edit. Diana, México, p. 120
2. El Dr. Serge Raynaud de la Ferriére escribe: "nada es un don, sino el producto de una conquista".
3. Raynaud de la Ferriére. El Arte en la Nueva Era, Edit. Diana, México, p.21
4. Ferriz Olivares, David. Orientaciones p. 175
5. Raynaud de la Ferriere, Serge. Grandes Mensajes, Edit. Diana, p. 120
6. Raynaud de la Ferriere, Serge, Una Nueva Humanidad en Marcha, p. 9
7. Esta idea fue propuesta por el Lic. José Miguel Esborronda Andrade en el IV Congreso Mundial para el Talento de la Niñez, organizado por la Fundación ELIC en Cuenca Ecuador, con auspicio de la Unesco.
8. Ferriz Olivares, David. El niño investigador en las ELIC, Invesciencias, Venezuela, 1983, p.13
9. Ferriz Olivares, David. Teoría Científica de la Cosmobiología, p. 119-120.
10. Raynaud de la Ferriere, Serge. Propósitos Psicológicos XXXII, p. 29
11. Cerf Arbulú, María Nilda; Esborronda Andrade, José Miguel. Educación para el Talento y la Paz, Fundación ELIC, p. 84-85
12. Raynaud de la Ferriere, Serge. Propósitos Psicológicos XXXIII, p.15
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