lunes, 14 de enero de 2008

El Fauno Danzante

Hace unos meses tuvimos la oportunidad de organizar a través de la Fundación Magna Fraternitas Universalis, el Simposio Foro "Didáctica para los nuevos Tiempos" con el Auspicio de la Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, el cual tuvo felizmente una gran aceptación de docentes y estudiantes de educación que se dieron cita en el Auditorio de la Escuela de Post Grado de dicha Universidad.

A fin de promover el evento en los medios educativos y culturales del país tuvimos la idea de utilizar una figura-símbolo que a nuestro juicio correspondía exactamente al propósito central del Simposio, es decir, a la formación del hombre total, del hombre cabal, del hombre universal. Se trataba de la figura del fauno danzante, el cual fue utilizado en afiches y trípticos y difundidos por todos los medios de comunicación.

Quizá muy pocos se detuvieron a preguntar el por qué de dicha figura en un evento educativo y nada menos que en el marco de una organización inspirada en el Pensamiento del Dr. Serge Raynaud de la Ferriere, quien como todos sabemos fue artista, pensador, escritor, científico y peregrino de los cinco continentes.

En primer lugar, debemos decir, que siempre hemos observado con mucha atención aquellas frases del Dr. de la Ferriere cuando se refiere al Fauno Danzante durante su visita a Pompeya, una de las ciudades más opulentas del Imperio Romamo en el mundo antiguo, ubicada al pie del Vesubio y cuya erupción ocurrida durante el terremoto del año 79 d.c. la sepultó totalmente junto a la vecina ciudad de Herculano, y que a partir del siglo XVIII el mundo fue conociendo sus secretos gracias a las sucesivas excavaciones realizadas.

En el "Arte en la Nueva Era", el Dr. de la Ferriere relata lo siguiente:


"Durante la visita a Pompeya uno es transportado en el tiempo y se vive un instante la época lejana. Fuí, lo confieso muy impresionado por esa pequeña estatua del Fauno que dice tanto por la gracia estética como por su posición muy significativa: los tres dedos están levantados en tanto que el auricular y el meñique se repliegan, el mudra es idéntico para las dos manos al igual que en la estatua de la diosa tibetana colocada bajo el arco de Nimbus (Torana, trabajo monástico del siglo XVII). La posición de los dedos es netamente diferente en esas dos obras y poseen evidentemente significados distintos". (1) "Pienso haber sido el más apasionado por la estatua del Fauno danzante, dentro del conjunto de toda Pompeya". (2)

Pues bien, ¿Por qué dicha estatua llamó tanto la atención del Dr. de la Ferriere?, ¿Qué es lo que reconoció en esta pequeña estatua de bronce ubicada enfrente del atrio interior de la Casa del Fauno?, ¿Que quería expresar el artista cuando elaboró esta singular y expresiva estatua?, ¿por qué se encontraba ubicada en un lugar tan privilegiado de la casa?, ¿Qué significó el fauno para el hombre antiguo y qué significa para el hombre de hoy?, ¿Qué nos dice el Fauno Danzante? ¿Que significado tiene su posición, el gesto de sus manos y dedos, su desnudez y el símbolo antropo-zoomórfico tan recurrente en la mitología del mundo antiguo?, y finalmente, ¿por qué el Dr. de la Ferriere se expresa casi euróficamente de él, señalando que fué el más apasionado por dicha estatua?.

Intentemos responder algunas de estas preguntas, aún sabiendo que solamente las abordaremos a título preliminar.

En primer lugar, diremos que es muy significativo que, de todo el conjunto de Pompeya, incluida la Villa de los Misterios, el Dr. de la Ferriere quedara magnetizado por esta figura tan diciente de la aspiración humana, de la fuerza del hombre por alcanzar el infinito, su mayor proyección espiritual, la polaridad positiva puesta en acción, en plenitud de todo su ser y de todas sus potencialidades. Pero veamos algunas de sus características simbólicas:

Su posición y actitud danzante

Podemos observar claramente que el artista ha querido destacar su posición vertical, su rostro levantado, sus ojos abiertos hacia el "cielo", los brazos y pies en libre movimiento; se trata de un ser que no solamente aspira y se eleva, sino que danza sobre varios mundos que domina completamente, como domina su cuerpo que expresa no solamente su " juventud" y "fortaleza" sino la plenitud de sus potencialidades físicas y mentales puestas en movimiento como una fuerza centrífuga dirigida hacia el infinito.

Su desnudez

Muchas de las iconografías antiguas y particularmente las iconografías griegas, han destacado la desnudez del cuerpo no para significar exclusivamente atributos físicos de belleza, sino y sobretodo, para representar ideales filosóficos, psicológicos e iniciáticos, que como en este caso, señalan la penetración de ciertos principios y la realización de ciertos estados de conciencia, más allá de las formas. El descubrimiento del SI en sí mismo, su mayor profundidad, su identidad propia (ecceidad), y al mismo tiempo, su mayor trascendentalidad, hacen que se descubra o despoje de sus "vestiduras" conceptuales. Esta misma idea subyacente la encontramos también en algunas representaciones orientales, particularmente en la India con Krishna. Recordemos igualmente algunas representaciones de Vishnu en plena desnudez y a los personajes mitológicos de Adan y Eva representados casi siempre sin "vestiduras" y tantas otras representaciones en torno a la misma idea.

Su representación antropo-zoomórfica

Sin ir tan lejos, recordemos solamente la obra escultórica de Moisés realizada por Miguel Angel en el siglo XVI (1515), en el cual el artista representa al Profeta y Mensajero del pueblo de Israel con dos cuernos sobre la cabeza al igual que el Fauno danzante, lo que indica que existe una idea subyacente que se desea transmitir en ambas obras a pesar de la gran diferencia de tiempo entre ellas. Recordemos que Miguel Angel estuvo al corriente de muchos conocimientos de carácter secreto en su época. En la misma Pompeya, uno de los frescos de la Villa de los Misterios presenta igualmente a un hombre acompañando a un macho cabrío hacia un lugar de "sacrificio" como simbolizando la necesidad de llegar a un estado asociado a ese animal simbólico. Recordemos que los Cristos nacen en el signo de Capricornico (macho cabrío) como materializando o encarnando el poder espiritual (3). El Dr. Serge Raynaud de la Ferriere expresa que "cuando el sol entra en el signo del Macho Cabrío (Capricornio) el 22 de diciembre de cada año, lo cual ha sido siempre señalado por los ritos devocionales, tanto en América como en Asia, y mucho antes del nacimiento de Jesús el Nazareno...es para que se cumpla la Ley de Saturno)". (4)

La diferencia de representación con la diosa Tara de Oriente

La Diosa Tara, es una representación "femenina" de la divinidad en el budismo tibetano mahayana; expresa aspiraciones e ideales de protección, de receptividad y fertilidad. Se dice que Tara es una bodhisattva (5) entregada a los demás para permitirles su iluminación o liberación final del mundo fenoménico. En cambio, en el fauno danzante, podemos observar que el ideal de liberación está puesta en acción, como un dominio sobre el mundo fenomenal (danza), un sentido de realización y apropiación de estados supranormales. La posición del cuerpo y los mudras en ambas representaciones son muy elocuentes, en el fauno danzante podemos observar que las manos están orientadas hacia arriba, como tratando de alcanzar y tomar el cielo, dejando los dedos medio (fuego), índice (aire) y pulgar (éter) casi en posición de aprehensión, significando con ello que se trata de valores dialécticamente positivos, es decir: la ciencia, el pensamiento y la razón puestas en acción, lo cual es revelado por la pierna derecha hacia adelante, la posición de los pies con los talones levantados y el impulso del cuerpo en movimiento tirando hacia adelante. En el caso de la "Diosa Tara", vemos que la mano derecha está extendida y abierta, con los dedos hacia abajo, y la mano izquierda sosteniendo graciosamente una flor de loto (símbolo de regeneración), la cual sujeta con los dedos anular (agua) y pulgar (éter), todo lo cual denota claramente que estamos frente a una expresión dialéctica asociada a los ideales de receptividad, de protección, de generación, de dominio de los sentidos, de intuición, de flexibibilidad y sutilidad de espíritu tan caras al mundo occidental y que felizmente el sincretismo y la síntesis del siglo XXI nos permiten resolverlos dialécticamente en una matesis de psicología, es decir, los valores y los ideales de oriente y occidente puestos al servicio de la autorrealización y desarrollo del hombre total.

Los grandes misterios

Por supuesto que las iconografías no son estáticas y varían de acuerdo a la psicología imperante y la interacción cultural de los pueblos, pero nadie puede negar que existen ideales y aspiraciones humanas en cada epóca y que se encuentran representadas en un conjunto de expresiones artísticas. En ese sentido, el fauno danzante expresa algunos de los ideales más elevados de la cultura romana. Hay necesidad sin embargo de profundizar sus significados y reconocer el mensaje que guardan. Por nuestra parte, podemos señalar que los primeros dominios del saber, concebidos éstos como estados concienciales y existenciales, estuvieron generalmente asociados a los pequeños misterios o misterios menores enseñados en las grandes escuelas mistagógicas de la antiguedad, estos primeros misterios tuvieron casi siempre que ver con la historicidad del hombre y el descubrimiento de su individualidad. Luego viene un proceso de realización vertical de carácter transhistórico y trascendental que implica la realización de estados de comprensión y realización más elevados. El fauno danzante parece evocar éste último proceso de realización ontológica experimentada por el hombre, que no es sino la evolución de su conciencia, de su voluntad y de su capacidad de obrar en medio de los pueblos, una experiencia eminentemente social, es decir, existencial.


El reconocimiento del símbolo viviente

El Dr. Serge Raynaud de la Ferriere vivió intensamente su existencia, expresó conciencial y vivencialmente esa aspiración ideal del ser humano representada en el fauno. ¿cómo no habría de experimentar ese asombro y esa identificación con aquella pequeña escultura cuyo ideal correspondía exactamente a su propia experiencia y al ideal de ser humano expresado en sus obras?. ¿cómo no extasiarse con esa bella representación que correspondía con los grandes ideales de síntesis y trascendentalidad propuestas por él mismo para la formación del hombre universal en una nueva era?. A nuestro juicio, el fauno, como símbolo del hombre ideal en el mundo helénico, comporta una esencia (el ideal de autorrealización que es absolutamente vigente en nuestros días) y al mismo tiempo una forma aparente (fauno danzante), y entre ambas, ese hilo de unión que es la vivencia, la realización y la matesis. En consecuencia, la significación lógica del símbolo (movimiento, danza, aspiración, desnudez, ojos abiertos, brazos y pies en movimiento, fortaleza, juventud y demás atributos físicos del fauno) coincide con su esencia ontológica (actividad social, superación del ego, uso de la voluntad, renovación, aspiración, elevación, dominio, iluminacion, realización, concreción, aplicación).


Por las rutas del Maestre

Al relatar su peregrinaje por Europa, al que denominó "Viaje por las rutas del Maestre", el Dr. David Ferriz Olivares, discípulo y exégeta del Dr. Serge Raynaud de la Ferriere refiere: "

"En 1979, en nuestro viaje a Europa por las rutas del Maestre, nuestra visita, en Pompeya, a la Casa del Fauno y a la Villa de los Misterios, que está consignada en el tomo siguiente (se refiere al tomo II del "Retiro del Maestre") fue motivada por ese párrafo precioso de la mistagogia (56). Y es significativo que meses después de nuestra visita de inspección a ese preservado lugar, ocurrieron temblores en el sur de Italia que derrumbaron algunas de las edificaciones de Pompeya que las erupciones del Vesubio en el 79 no habían destruido. Se habían conservado como para preservar su mensaje de Misterios para la posteridad. El fuego del volcán no iba a destruir el Fuego de esa enseñanza. El polvo de su lava había afixiado a los habitantes de pompeya. Pero los frescos y otras revelaciones se mantenían perennes y se encontraron maravillosamente conservadas cuando fueron excavados en el siglo XVIII bajo los dos o tres metros de capa de tierra que se había ido acumulando, como se agolpa la ignorancia, con polvo, lodo y ceniza." (6)

NOTAS.
(1) Raynaud de la Ferriere, Serge, Arte en la Nueva Era, p. 169
(2) Ibid, p. 169
(3) Raynaud de la Ferrière, Serge. Propósitos Psicológicos Vol. II pág. 39
(4) Ibid, pág. 288
(5) Según la doctrina budista Mahayana, un Boddhisattva es aquel que regresa a la tierra para ocuparse de la salvación de los hombres y alcanzar así el estado de Buda. Para mayor información se puede leer la p. 56 de Vol. III de los Propósitos Psicológicos del Dr. Serge Raynaud de la Ferriere.
(6) Ferriz Olivares, David. El Retiro del Maestre, pág. 105-106

domingo, 13 de enero de 2008

Danzas legendarias: entre el Tibet y Bolivia

Casi siempre se ha destacado el carácter científico, filosófico, yoghístico o místico del Dr. Raynaud de la Ferriere. En esta oportunidad queremos destacar su sensibilidad estética al contemplar las danzas autóctonas tibetanas y cuyas experiencias fueron relatadas por él mismo durante su peregrinaje por el Asia a mediados del siglo XX.

Pero queremos hacerlo de manera comparada con la sensibilidad estética de otro gran poeta y escritor latinoamericano que al otro lado del planeta, justamente en las antípodas del Asia, experimentaba también esa vitalidad y armonía euritmica de la danza autóctona Boliviana, nos referimos a Carlos Salazar Mostajo, uno de los más importantes defensores de la gran experiencia pedagógica Boliviana y Sudamericana realizada en Warisata, en el altiplano boliviano, durante la primera mitad del siglo XX. Leamos los relatos de ambos artistas:

"Era una danza, una especie de frenesí que por unos momentos imitaba con gestos y ademanes, sin duda, un poema legendario". (Serge Raynaud de la Ferriere, Tibet 1951)

"Recuerdo siempre mi primera impresión cuando vi por primera vez a unos tibetanos ejecutar algunas danzas en la plaza de un pequeño pueblo fronterizo. Había ascendido por las primeras pendientes del Himalaya desde hacía varios días estaba ya bajo el ambiente rudo de esa vida de las montañas; luego de un alto en Srinagar, proseguí entonces mi camino hasta Rudraprayag, y es en esas comarcas donde algunos nómadas del Sur, tibetanos, vienen a cantar, danzar o exibir algunas pacotillas a fin de recoger algún dinero. Estaba por acabar las últimas migajas de arroz sobre mi hoja y con la ayuda de un trozo de chapati proyectaba lo que quedaba de dhal hacia mi boca, cuando vi avanzar por la pequeña plaza a unos danzarines tibetanos fácilmente reconocibles por sus atuendos chamanes. Eran 4 hombres y 2 mujeres, los unos con un pequeño tamborín en una mano y en la otra una diminuta campanita, los otros esgrimían por encima de la cabeza un tambor sobre el cual golpeaban con un bastón en forma de serpiente que se enderezaba sobre la cola, curiosa forma de esta vara de tambor cuyos sonidos tenían algo de viril, al mismo tiempo que angustioso. Expresión de una vitalidad y de una armonía eurítmica. No sabía qué admirar más, si sus atuendos de colores tornasolados, los peinados extraños, o los instrumentos especiales, cuyos sonidos metálicos son ejecutados con maestría por los tibetanos. Olvidé un poco, hay que confesarlo, que era una danza, una especie de frenesí que por unos momentos imitaba con gestos y ademanes, sin duda, un poema legendario; por momentos con el sable era una batalla contra los malos espíritus o el simulacro de guerreros en acción, o bien evolucionando calmadamente para reconstruir una fase de la historia religiosa del país." (1)

"El espectáculo más extraordinario que pueda darse, aquél río humano que bajando del Calvario, se convertía en colorido océano, un sentimiento avasallador frente a la naturaleza, un drama de humanidad y de raza". (Carlos Salazar Mostajo, Bolivia, 1969)

"Bajaban del calvario de Italaque cerca de un centenar de "tropas" de sicuris para la celebración del día de Corpus Christi. Ricos en vestimenta, brillantes en colorido ofrecían el espectáculo más extraordinario que pueda darse...ostentaban el penacho de plumas de flamenco o de avestruz...que en el contínuo girar de los músicos se convertía en remolino de blanco ondular. Había tropas ataviadas con levitones azules que llegaban hasta los pies y con una larga bufanda de bicuña colgada del sombrero, en severo atuendo acorde con los adustos semblantes...Cada sicuri se movía pausadamente portando la pesada "caja" que golpeaba el compás de la música pentatónica. El semblante impasible, oscuro, apenas contraído por el esfuerzo de un soplar constante...Todo era armonioso, desde la "usuta" que calzaban hasta el alto sombrero sevillano o de plumas...era la "indiada" en toda su prestancia, en la plenitud de su ser, en la pureza que les hubiera gustado hallar a un keiserling o a un Unamuno, que eran gentes que captaban la humana esencia para definir el porvenir de pueblos y naciones. Pues bien, en aquél rio humano que bajando del Calvario, se convertía en colorido océano, hallábamos a la raza, a la vivencia misma del "homo" americano, no envilecido por la serdidumbre...adusta inmensidad poblada de pronto con la nota prodigiosa de la vestimenta indígena...complemento multicolor del paisaje...música del ande...resonar profundo...cierta dimensión de lamento...cierta aura adolorida que transporta y enternece...un sentimiento avasallador frente a la naturaleza, donde...puede encontrarse un retorno alegre, que empero no invita a la risa y donde se trasunta un sentir individual como un acontecer colectivo, donde no se refleja ninguna pasión en particular sino un drama de humanidad y de raza." (2)

Vemos que ambos relatos expresan con suma claridad la sensibilidad estética de sus autores, viviendo experiencias similares a pesar de las distancias, percibiendo el espíritu y la fuerza del hombre cuando éste se expresa artísticamente de manera natural, no para un auditorio o público especialmente preparado, sino espontáneamente, como una fuerza del alma que a través del lenguaje del cuerpo desea aflorar su ser individual y colectivo, como una "poesía de la moción vital" escrita con gestos y movimientos del cuerpo y de las manos, en medio de la música y el colorido de la vestimenta y paisaje.

Cuántas veces nos sentimos igualmente transportados por la música y la danza autóctona de nuestros pueblos y cuántos recuerdos guardamos de glorias antepasadas.


NOTAS.-
(1) Raynaud de la Ferriere, Serge. Arte en la Nueva Era, Editorial Diana, México, 1980, p. 165-166
(2) Salazar Mostajo, Carlos. Warisata Mía, Editorial e Imprenta Amerindia, La Paz, Bolivia, 1984, p. 87-89.

viernes, 4 de enero de 2008

¿Evaluación o Autorregulación?














"Se considera positivo que cada cursante lleve un poco su propio ritmo evaluativo dentro de un mecanismo de autorregulación..."

Dr. David Ferriz Olivares


Quienes nos dedicamos a la tarea educativa y sobre todo formativa, observamos con mucha frecuencia que no existe mejor proceso de evaluación que la autoevaluación o autovaloración del estudiante, sobre todo si éste proceso cuenta con la guía y orientación del Maestro.

Sin embargo, más allá de la autoevaluación por muy buena, consciente y ética que ésta sea en su aplicación, se debería instaurar un proceso de autorregulación basado en los sistemas biológicos cuyas capacidades homeostáticas nos permiten comprender que todo ser vivo describe un ciclo de vida durante el cual experimenta múltiples procesos de adaptación, que le permiten alcanzar con éxito las diferentes etapas de evolución, de acuerdo a su especie.

La autorregulación no es sino una forma de adaptación de los seres vivos al medio ambiente y una respuesta a las diferentes condiciones en permanente cambio que dicho ambiente y su propia naturaleza interna le plantean sucesivamente a lo largo de su vida.

Aplicado al proceso educativo, la autorregulación debería sustituir el proceso de evaluación tan arraigado en nuestros centros educativos, que no es sino un torpe e impreciso proceso de observación, recopilación de datos, valoración subjetiva y toma de decisiones arbitrarias que realiza el Maestro respecto a determinadas capacidades cognitivas, respuestas o comportamientos del estudiante.

Los procesos de evaluación posiblemente satisfacen los requerimientos administrativos del sistema educativo, pero de ninguna manera responden a las necesidades del propio estudiante, que más que valoraciones cuantitativas o cualitativas de su nivel cognitivo o conductual, requiere darse cuenta, tomar conciencia, realizar o comprender su estado y circunstancia respecto a los objetivos de aprendizaje propuestos, a las capacidades o competencias esperadas, a sus propios anhelos de realización, a la expresión de su naturaleza, de su potencialidad, de su talento, de su ecceidad, de su Misión.

La autorregulación no es sino una forma de resistir la entropía (el deterioro, desgaste, desintegración o muerte) de los organismos vivos. En todo caso, se trataría de una forma de neguentropía, es decir, la capacidad de los sistemas biológicos para contrarrestar la entropía utilizando su capacidad de sistema abierto, que le permite recibir alimentación, información y exigencias de adaptación del medio ambiente, de acuerdo a su propia naturaleza.

Desde el punto de vista social, diríamos que son los grupos o colectividades los que reflejan de mejor manera el estado del estudiante y propician su adaptación y por ende su autorregulación.

Un niño violento no tomará consciencia de su actitud negativa hasta que el rechazo de los demás se lo haga dar cuenta, y si ello no es suficiente, hasta que las consecuencias de sus actos le permitan comprender que su actitud violenta no le trae sino consecuencias de inestabilidad, odio, rechazo, aislamiento o represión.

De manera que hay necesidad de poner al estudiante en situaciones de utorregulación, y ello demanda una gran creatividad, dedicación y capacidad del maestro. Es más fácil tomar exámenes y calificar pruebas homogéneas a todos por igual, que dedicarse a observar, conocer y comprender la situación personal de cada estudiante y atenderlos en función de su propia circunstancia educativa.

Cada estudiante es un universo con sus propias aptitudes, capacidades, potencialidades, limitaciones, historia, intereses, anhelos y aspiraciones. Por tanto, la autorregulación a diferencia de la evaluación no puede ser masiva ni homogénea sino particularizada y heterogénea.

Un ejemplo de cómo promover la autorregulación colectiva en aula, sería el propiciar el trabajo grupal y por ende la intensificación de las relaciones educativas entre los estudiantes con mayores aptitudes matemáticas y los que presentan habilidades matemáticas menos desarrolladas.

En consecuencia, la aplicación del concepto biológico de autorregulación exige que una parte de la colectividad asista a la otra, a fin de lograr procesos sinérgicos y de cooperación, dejando de lado los aspectos de competitividad, individualismo y ruptura de los sistemas biológicos y socioecológicos.

Es fácil comprender entonces, que el concepto de autorregulación puede ser aplicado a grupos, organizaciones, colectividades, sociedades y culturas.

La naturaleza posee una fuerte capacidad autorregulatoria dentro de determinados márgenes. Las fuertes alteraciones clímáticas que venimos experimentando no son sino la expresión de la capacidad autorregulatoria que posee la tierra y su biósfera.

La necesidad de obrar con sabiduría y de vivir de manera más acorde a las leyes de la naturaleza se hace indispensable para evitar el deterioro de nuestros ecosistemas, de lo contrario, debemos someternos a los procesos de autorregulación que dispone la naturaleza.