miércoles, 22 de agosto de 2007

Recuerdos de Eternidad



“Mi querido amigo, vos habláis como un hombre a quien esas cosas son familiares. El recuerdo comienza a gestar en vos. Sócrates se regozaría de escuchar despertarse la lejana anamnesa (evocación socrática del recuerdo de eternidad)"
Dr. S.Raynaud de la Ferrière PP XXXII/32




Recuerdos de Eternidad (*)

Te busqué por ríos y mares, por bosques y desiertos, por punas y valles, y no logré encontrarte.

Te busqué en la luz del día y en la oscuridad de la noche, y no logré encontrarte.

Te busqué en el ruido de las ciudades y en la soledad de las montañas, y no logre encontrarte.

Te busqué en el mensaje de los profetas, en el pensamiento de los filósofos, en las frases y las palabras, y no logré encontrarte.

Te busqué en los colores y en las formas, en los números y los símbolos, en la fe y en el conocimiento, y no logré encontrarte.

Te busqué a través de cada minuto de tiempo, de cada átomo de espacio, en sueños y vigilias, y no logré encontrarte.

Te busqué en el poder de la riqueza y en la miseria de la pobreza, y no logré encontrarte.

Te busqué en los sentimientos y las emociones, en lo besos y las caricias, en la actividad y en el reposo, en los hechos y en los principios, y no logré encontrarte.

Te busqué en la sonrisa de un niño, en el amor de una madre y en los ojos de un anciano, y no logré encontrarte.

Te busqué por todas partes, y no logré encontrarte.

Hasta que al fin, cansado de buscar, me recosté a la sombra de un árbol, y pude ver en el silencio de aquel atardecer lejano, que estabas aquí, detrás de mis palabras y mis pensamientos.


(*) Extraído del Libro “Búsquedas de Verdad y Lejanía” p. 10-12 , N. Huamán N., Cusco 1990.

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