El presente artículo fue escrito en homenaje al gran Maestro peruano Luis Jaime Cisneros (1), a propósito de un artículo suyo publicado en el Diario "La República" del domingo 23 de septiembre del 2007 (2), el cual vimos colocado en un papelógrafo de la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle” de Lima, Perú, y cuya lectura nos llamó tanto la atención que de puro entusiasmo, junto con el Dr. Luis Gutiérrez Celis, lo retiramos, le tomamos muchas fotocopias y comenzamos a distribuirlo febrilmente entre los profesores y estudiantes para que se conociera el pensamiento de uno de los educadores contemporáneos más preclaros que tiene el Perú.
El Maestro Luis Jaime Cisneros inicia su artículo haciendo alusión a esa experiencia luminosa de asombro que experimentan los estudiantes universitarios en el acto de aprender o alcanzar un saber, expresando: “únicamente nosotros reconocemos cómo se les ilumina el rostro cuando descubren el conocimiento. Hay que estar acostumbrados a escrutarlos y a medirles la impaciencia y la fe para advertir cómo asoma la alegría del saber o cuándo les inquieta la urgencia”. Por nuestra parte, no podemos dejar de pensar a su vez en aquella reflexión que hiciera el gran filósofo francés Gastón Bachelard respecto a la misma experiencia, al decir: “¿mediante qué luz se reconoce primero el valor de las síntesis súbitas?, por una claridad indecible que proporciona a nuestra razón seguridad y felicidad, esa felicidad intelectual es la primera marca del progreso” (3). De manera que, nuestra educación debe procurar que todos vivamos esa experiencia emocionante de descubrir, de aprender, de comprender una idea, de realizar una razón, de alcanzar el saber, de asombrarse.
La universidad como modus vivendi
Como bien da entender el Maestro Luis Jaime Cisneros, la universidad no es solamente una institución, la universidad es un acto de universalidad de la conciencia, una experiencia cultural, una vivencia, una confluencia de conceptos y corrientes de pensamiento que dan vida a la comunidad universitaria, animados por una dialéctica de la diversidad y la tolerancia basada en los más altos principios. La universidad es una forma de vida incluyente, universal, universitas, universalis. En ese sentido, nos sentimos profundamente identificados con sus palabras. Ciertamente requerimos educar con criterios universales, con métodos de síntesis y enfoques interdisciplinarios, abordando el saber sin limitaciones de ninguna clase, recogiendo de esta manera la propuesta que hiciera el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, hace ya más de medio siglo, respecto a la ciencia: “por ciencia se entiende el sentido ilimitado del Saber”. ( 4)
Hay necesidad de devolverle a las universidades el sentido intrínseco que tenían las casas del Saber en el mundo antiguo, los Liceos o Escuelas de Síntesis del Saber en la época de Aristóteles o las grandes Escuelas de Sabiduría de la antigüedad, pero adaptadas a nuestros tiempos.
Estamos en medio de un mundo que ha privilegiado el sentido material de nuestras vidas, haciendo de todo elemento tangible o intangible un objeto de mercadeo. Necesitamos buscar el Saber por el Saber mismo, no para alcanzar un título profesional sino para ejercer sabiamente una profesión, no para competir sino para cooperar, no para ganar dinero sino para brindar un servicio a los demás, no para ostentar un grado académico sino para saber, para comprender, para discernir, para obrar, vivir y convivir más sabiamente, en armonía con el medio ambiente.
Hay una idea constante en las palabras del Maestro Luis Jaime Cisneros y que parece preocuparle con toda justificación, el espíritu, el mundo del espíritu, el espíritu del estudiante, el espíritu demasiado pragmático del mundo contemporáneo en contraposición al espíritu griego orientado a la búsqueda de las esencias. De hecho, compartimos con él la preocupación por la formación del espíritu humano y afirmamos también que no hay educación si descuidamos el mundo del espíritu. Permítannos solamente agregar que el espíritu del ser humano actual está escindido, separado, y esa falta de visión integral de la vida ha menoscabado su vitalidad y su acción. Hay necesidad de educar para una visión integral de la vida, necesitamos una visión de síntesis cultural que todo hombre culto debe poseer. El ciudadano de hoy parece haberse extraviado en los vericuetos del conocimiento y sus aplicaciones empíricas, utilitarias, instrumentales y tecnológicas. Urge que la educación actual integre con el mismo valor la ciencia, la tecnología, el arte, la filosofía y la didáctica en todas las áreas y en todos los niveles educativos y culturales, sabiendo que hacer ciencia es abordar sin limitaciones el conocimiento objetivo de las cosas, que filosofar es asumir una actitud existencial frente a la vida y que todos somos sujetos de filosofía, que la creación artística es una urgencia del espíritu humano que desea expresarse y que la didáctica es indispensable para la comprensión de los individuos y de los pueblos.
Enseñar lo que significa la vida
Agradecemos profundamente al Maestro Cisneros por estimularnos y reconfortarnos en esta difícil tarea de educación y reeducación del hombre.
NOTAS
(1) El Dr. Luis Jaime Cisneros es filólogo y doctor en letras, profesor universitario y miembro de la Academia Peruana de la Lengua.
(2) Se puede ver el artículo completo en:
(4) Raynaud de la Ferriére, Serge Yug Yoga Yoghismo, p.75
(5) Destacado intelectual judío que nació en el año 1092, en la actual provincia de Navarra, España.
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