lunes, 15 de octubre de 2007

La vida no encuentra ribera


"La vie
n'a joint de Rive
L' Homme
n'a joint de Port
Elle coule
et nous passons"

"La vida
no encuentra ribera.
El hombre
no encuentra puerto.
Ella se desliza
y nosotros pasamos.


Dr. Serge Raynaud de la Ferrière

Recuerdo bien estos versos del Maestre S. Raynaud de la Ferriére escritos junto a un paisaje a lápiz, en el pequeño álbum de Totina Guevara, discípula y colaboradora suya, durante su permanencia en Caracas en 1948, y que el Dr. David Ferriz Olivares lo puso tan acertadamente a la luz en los papelitos dominicales y en la portada de su Obra “Los Paramitas”.

Hoy, al cabo de muchos años, pienso en estas frases del Maestre y no puedo menos que reconocer en ellas un mensaje de eternidad, de lejanía, y de inconmensurabilidad.

“La vida no encuentra ribera
"El hombre no encuentra puerto”.

Es decir, no hay principio, no hay fin, no hay partida, no hay llegada, nada se crea, nada se pierde, todo se transforma.


¿Cuál es entonces el destino del hombre y cuál de la vida?. Es verdad que hay cosas en la vida que nos harían exclamar como al gran César Vallejo: “hay golpes en la vida, tan fuertes…yo no se!”; también es verdad que hay momentos tan difíciles en la vida que nos haría exclamar las mismas palabras tan humanamente expresivas de Schopenhauer en boca de Mileo (discípulo del Dr. Serge Raynaud de la Ferriére), que en 1948, en el edificio del Orinoco, le decía al Maestre: “Hay momentos en la vida que el dolor me parece la única verdad”, al que nosotros podríamos agregar diciendo: Sí, pero también hay instantes de Luz en la vida que justifican toda una existencia!.

“Ella se desliza"

Ella es, ella está, ella se extiende y desarrolla infinitamente, siempre presente, siempre en movimiento.

“Y nosotros pasamos”

Pasamos, porque tomamos un trozo de Vida y la dejamos para volverla a tomar.

Pasamos, porque la VIDA es eterna y nuestra vida es apenas una pequeña burbuja que surge y desaparece repentinamente.

Pasamos, porque nacemos a la vida y al tomar conciencia de ella, nos damos cuenta que ésta ya se acaba.

Pasamos, porque estamos sujetos a un determinado tiempo y a un determinado espacio, como un instante de luz arrancado a la eternidad, un fulgor en medio del espacio infinito.

Pasamos, porque no somos la VIDA misma, sino apenas una pequeña porción de ella.

Ser la VIDA, realizar su eternidad, abrir la brecha del presente y extenderlo hasta el infinito, en donde pasado y futuro ya no existan, sino solamente el presente, ¡he ahí el reto!, he ahí el instante a partir del cual podremos deslizarnos eternamente sin pasar.

Mientras tanto, que nuestro paso por la vida cumpla una función social en beneficio del hombre de hoy y de mañana, en medio de los hechos y las circunstancias de esta época de transición entre dos eras que nos ha tocado vivir.

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