domingo, 5 de agosto de 2007

Hacia una ética viviente

Este artículo fue publicado en forma de comentario a la Conferencia de Bernardo Klisberg, un destacado Maestro y promotor de una nueva cultura en el seno de las instituciones públicas de América Latina.

Es indispensable ver el video de dicha conferencia que se encuentra bajo el título "Administración Pública y sus Desafíos Éticos" en el Blog de un apreciado compañero y excelente profesor universitario, el Lic. Ronald Maraví, cuya dirección electrónica es: http://ronaldmaravi.blogspot.com/

En aquella oportunidad, comentando la conferencia de Bernardo Klisberg dijimos por nuestra parte lo siguiente:

Se trata de una conferencia brillante e indispensable para comprender la dimensión ética de la economía y las acciones gubernamentales en la América Latina contemporánea.

Klisberg evidencia con claridad los desafíos éticos que tenemos en nuestro continente, señala los hechos que a todas luces son la expresión de una distorsión de los principios sociales más elementales y hace entrever los cambios que necesitamos realizar en nuestros países para devolver el perfil humano a nuestras sociedades.

No obstante, en mi opinión, no es solamente una cuestión de buenas prácticas gubernamentales y de políticas sociales aplicadas desde arriba, hay necesidad de afrontar los modos de vida de nuestras sociedades desde sus bases más elementales, la familia, ya que ellas reproducen propuestas y modelos de vida completamente contrarias a una cultura de VIDA que comprende entre otras una cultura de equidad.

Hay que crear un movimiento colectivo de conciencia social, una cultura de convivencia, de cooperación, de aprendizaje, de comprensión, de acercamiento, la práctica de una ética vitalizante y ecológica en todos los niveles y áreas de la actividad humana.

No es suficiente una humanización de la economía, sino de una re-vitalización del propio ser humano que ha perdido el perfil verdaderamente trascendente de su naturaleza física, psicológica, espiritual y social. De manera que el estado actual del ser humano no es precisamente un buen referente para devolverle el perfil humano a nuestras sociedades.

Es necesario, por tanto, abordar el estudio, la comprensión y la práctica de vida con un sentido epistemológico, es decir, desde las células familiares hasta los niveles gubernamentales, tomando en cuenta todos los factores causales o asociados. Ello requiere afrontar un largo proceso de cambio social, iniciando por la educación y reeducación de nuestros pueblos.

En América Latina hemos huido de los procesos de transformación a largo plazo y hemos cedido a la tentación de medidas paliativas, populistas o de corto plazo.

Por otro lado, vivir es un derecho, pero bien vivir es una responsabilidad. Asistimos a una época de la humanidad en la cual determinadas sociedades intentan “vivir bien” mientras grandes mayorías apenas superviven en la miseria, pero ninguna de las dos logra comprender el verdadero sentido de la vida, que les permita vivir sabiamente tanto individual como colectivamente. Y no es precisamente en la economía que se encuentran las soluciones, ella es simplemente una consecuencia.

Por su parte, la universidad tiene que dejar de ser un instrumento de mercado para convertirse en un auténtico centro de Saber. Es indispensable dejar de enfatizar el sentido profesionalizante y competitivo en el que se encuentra inmerso y devolverse el sentido de búsqueda auténtica del saber por el Saber mismo. Sentar las bases de una ciencia para la comprensión (1) y no una ciencia guiada por el espíritu utilitarista y mercantilista.

La ética puede enseñarse, pero no es suficiente, la ética necesita vivirse, no es solamente una cuestión de conocimiento, sino de compromiso vital con los más elevados principios, ser ético es ir más allá de los conceptos por muy buenos que sean.

Tampoco es suficiente darle a la ética un sentido transversal en los programas de estudio, se debería constituir, a fuerza de práctica, en la trama misma sobre el cual se construye, educa, forma e investiga, es decir, debe ser un principio social fundamental tanto en el aula, en las relaciones profesor-estudiante, en las oficinas administrativas, en las relaciones intrauniversitarias o extrauniversitarias, es decir, la base misma sobre el cual podemos construir una nueva sociedad.

Como todo acto humano implica por sí mismo una dimensión ética, se trata entonces de vivir éticamente en todo momento, espacio social y natural, sin claudicar.

El Quien, el para qué y el Cuando de Hillel el Sabio, al que hace alusión Bernardo Klisberg, es absolutamente vigente en América Latina y el Mundo de hoy.

Posteriormente, el profesor Ronald Maraví, me hizo una interesante pregunta que decía aproximadamente lo siguiente:

¿Qué estamos haciendo para que -desde la familia- las cosas comiencen a cambiar? ¿Cómo se ingresa a una familia para motivar el cambio? ¿Serán los medios de comunicación la mejor herramienta, a pesar de que son ellos los que con sus contenidos reproducen las posturas morales que censuramos? ¿Será a través de la escuela, a pesar de la calidad de los maestros?. En una sociedad en donde la conducta ética no solo no es valorada sino que -peor aún- es motivo de escarnio; las organizaciones más importantes están impregnadas de corrupción.


Al respecto, diremos solamente, apoyándonos en el Pensamiento de los Doctores Serge Raynaud de la Ferrière y David Ferriz Olivares, que la familia prefigura la sociedad y es en ella en la que debemos empezar para reestablecer los principios que regirán la sociedad del futuro.

Es decir, la preservación de la vida, la protección del medio ambiente, la equidad, la paz entendida como el respeto al derecho ajeno, la cooperación, “el respeto absoluto a la dignidad humana dentro de la diversidad de identidades".(2)

De igual modo, será necesario "la erradicación de la opresión sexista, la violencia, el egoísmo, la hipocresía en las relaciones familiares, la inversión de los valores morales y éticos, la primacía del lucro, la manipulación y el autoritarismo, la ideología machista, autocrática y autoritaria, la unilateralidad en la toma de decisiones”(3).

Instituir el respeto pluralista a las ideas (4), el sentido y valoración de la amistad, el diálogo como el medio más adecuado para el entendimiento, la valoración del ser más que el tener, el amor a la verdad, la obediencia dentro de la confianza, el respeto inspirado por la dignidad (5), entre otras grandes tareas.

¿Estamos preparados para una educación de esta naturaleza en el seno de nuestra propia familia?.

Si lo estamos, empecemos a educar bajo esos principios, aún sabiendo que la lucha será difícil, dadas las características de nuestro entorno social y el trabajo distorsionante de los medios de comunicación masivos que priorizan la competencia, el lucro desmedido, la violencia, la falta de equidad y otros patrones culturales heredados de una era anterior.

NOTAS
(1) David Ferriz Olivares, El Retiro del Maestre, pág. 191
(2) David Ferriz Olivares, La Supremacía de la Jñana en la Era del Saber, pág. 151
(3) Ibid.
(4) Ibid.
(5) Serge Raynaud de la Ferrière, Grandes Mensajes, pág.119-120

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